En términos financieros, identificar un factor de crecimiento en la inversión de combustibles fósiles en una nación puede ser útil para el sector económico. Sin embargo, al no tener una visión holística del tema, difícilmente se pueden percibir los efectos a largo plazo que involucran los beneficios momentáneos.
Para aterrizar sobre las consecuencias climáticas que se han ido generando progresivamente a lo largo de los años, existen datos específicos del quinto informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático), de 2013, que documentó la subida de temperaturas tanto en el medio terrestre como en los océanos. También se argumentó que entre 2030 y 2050 es probable que lleguemos a un incremento de 1.5 grados, generando grandes riesgos de posibles sequías, inundaciones, olas de calor extremo y escasez de recursos. Los cuales, siendo traducidos a los términos económicos que prefieren analizar los gobiernos, suponen costos excesivos de adaptabilidad y mitigación, como la regeneración de playas, las pérdidas generadas en grandes incendios forestales y los efectos transversales de la llegada de especies invasoras.
Ante ello, se requiere indispensablemente de transiciones que comiencen desde el estilo de vida individual de los ciudadanos (siendo replicado en alta magnitud), hasta las políticas gubernamentales y sociales que involucran los derechos ambientales de las naciones. Para esto, la científica española, Manola Brunet, propone específicamente transformaciones en los sistemas hídricos, urbanos, industriales, agrícolas y en especial, los energéticos, pues en efecto, nos encontramos operando un sistema lineal de extracción de combustibles fósiles, cuando vivimos en un planeta con recursos limitados y en las últimas décadas han sido consumidos más recursos naturales que en los últimos siglos previos a la revolución industrial juntos.
¿Será posible llegar a un futuro de una sociedad 100% libre de combustibles fósiles?
Cuando las opiniones, críticas y el sinfín de argumentos sobre los temas que se encuentran ocurriendo, son complementados con hechos concretos, que busquen luchar por un sistema ambientalmente justo, es cuando se pueden comenzar a percibir cambios tangibles en los problemas. En especial, al ver unificados todos los esfuerzos alrededor del mundo para promover un llamado a las autoridades gubernamentales.
Esto es exactamente lo que refleja la iniciativa de “Las Demandas de los Pueblos”, basada en movimientos sociales de todos los continentes, que exigen con una sola voz, el derecho inalienable de todos: la justicia climática. Cuyo fin es promover la responsabilidad de los países que generan las más altas emisiones de gases de efecto invernadero, para que estos se encarguen de la mayor parte de los costos de una transición global, justa y equitativa.
De esta manera, respondiendo a la pregunta, sí, se puede llegar en un futuro a ser una sociedad 100% libre de combustibles fósiles, y esta iniciativa está haciendo posible modelar políticas que coadyuven a lograr este objetivo por medio de la COP 24. Por lo tanto, podemos prever que si la ciudadanía y los organismos gubernamentales trabajan juntos, nos encontraremos cada vez más cerca de este propósito.
En el Perú, ¿cuál de todas las demandas necesita ser más promovida?
El Perú es un país que actualmente se encuentra sufriendo las consecuencias de la falta de adaptación de energías verdes. De acuerdo a información brindada en el Diario Gestión el presente mes de noviembre, se ha determinado que las tarifas eléctricas en el Perú son 27.7% más caras que las de Chile. Lo cual, según un análisis de la Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR) “podría ser el costo de mantener centrales de diésel y las kilométricas líneas de transmisión que el centralismo obliga a atender para llevar electricidad a otras regiones, debido a que el 80% de la generación de electricidad está en el centro del país”
Por lo tanto, una de las demandas con más relevancia en el país es la promulgación de soluciones reales, que sean justas, factibles y esenciales, posibilitando una democracia energética, apoyando los esfuerzos globales para una transición justa y equitativa, generando nuevas oportunidades laborales, que fomenten la distribución de energía renovable y se proteja a los trabajadores y las comunidades más afectadas por las economías extractivas.
En base a esto, y a lo acotado por la SPR, si se tiene en cuenta el desarrollo tecnológico y la diversidad geográfica en el Perú, somos un país de abundantes recursos naturales para reemplazar a los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, por el sol, el viento, la fuerza del agua o el vapor al interior de la tierra. De esta manera, se llegaría a diversificar la matriz energética nacional, teniendo acceso a energía renovable, limpia e inagotable, que al mismo tiempo favorezca a brindar mayores oportunidades de empleo, y protegiendo los derechos de las comunidades que se suelen ver afectadas en la extracción de combustibles fósiles.
-José Mujica, Ex Presidente de Uruguay
Imágenes para reflexionar: resultados adversos del cambio climático en el Perú
Finalmente, es necesario que se luche por los grupos más afectados por la contaminación ambiental, y que se tenga en claro las consecuencias que ya se han venido ocasionando debido a los efectos del cambio climático. Las siguientes imágenes son un llamado a la reflexión, por un país con políticas ambientales justas y por la priorización del cumplimiento de los derechos humanos inalienables.
