¿Preguntamos a lo demás cómo se sienten? Hablemos de la distimia

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Grupo de personas. De izquierda a derecha: chica enojada, chico sentado triste, chica contenta y chico ansioso.

Resulta interesante preguntarnos: ¿cuantas veces nos tomamos el tiempo de preguntarles a nuestros amigos, familiares y conocidos cómo se sienten? Muchas veces hay alguien que necesita nuestra ayuda, o que necesita que preguntemos ¿cómo estás?  A veces de estas preguntas se pueden obtener parámetros que nos pueden estar advirtiendo algo, o pidiendo ayuda inconscientemente.

Es por esto que me surge la idea de escribir sobre uno de los trastornos del estado de animo más difíciles de detectar pero que puede ser igual de  peligroso que la depresión.

El trastorno depresivo persistente o distimia es un trastorno crónico que posee características similares a los de la depresión mayor pero menos severas. Los episodios depresivos mayores del trastorno distimico son más espaciados, menos intensos y más persistentes.

Esto genera que pierdas interés en las actividades cotidianas, sin ganas, con baja autoestima y una sensación de ineptitud, generando que empeoren tus relaciones sociales y tu desempeño en la escuela, trabajo y actividades cotidianas.

Su diferencia principal con depresión grave es que estos sentimientos de duran años, hasta el punto de que la persona que lo padece y sus cercanos piensen que este pensamiento negativo es normal y parte de su personalidad.

Este sentimiento es constante y se agrava con el tiempo sin tener el tratamiento correcto. 

Los síntomas son la falta de interés en actividades diarias, tristeza, depresión, desesperanza, cansancio, falta de energía, baja autoestima, autocrítica, sentirse incapaz o inútil, dificultad para concentrarse y para la toma de decisiones, irritabilidad o enojo excesivo, menor productividad, aislamiento, sentimiento de culpa y preocupaciones del pasado, falta de apetito o comer demasiado y problemas a dormir.

Se toma como referencia 2 años de duración en estos síntomas para poder ser catalogados dentro del marco de la distimia.

Las consecuencias incluyen la mala calidad de vida, depresión mayor, ansiedad, abuso de sustancias, relaciones difíciles, problemas para las actividades cotidianas, dolor crónico, pensamientos o comportamientos suicidas, trastornos de personalidad y demás trastornos de salud mental.

Si te sentís identificado o identificada con estos síntomas, o conoces a alguien que puede padecerlos, es importante que le muestres este blog y lo invites a pedir ayuda profesional. Las consecuencias de estos trastornos pueden ser mortales, mejor actuar antes de que sea tarde.

¡Entre todos podemos ayudarnos a salvar vidas!

Un minuto que pasa es irrecuperable. Sabiendo esto, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?. Mahatma Gandhi
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