Puede que hoy no sea un gran día

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Una chica soplando un diente de león.

Quizás te despertaste y algo sencillamente no encaja en tus moldes: no tenés la vida que quisieras, no sos aún lo brillante o feliz que te gustaría ser, tus planes se cayeron, o te decepcionaste de personas que eran fundamentales en tu vida.

Quiero decirte, por si no te diste cuenta todavía, que vivimos en un mundo de imperfecciones. Las incertidumbres –y más aún este año pandémico– están ahí afuera irrumpiendo la vida cada segundo. Cada vez que creés que tenés todo bajo control, algo nuevo colisiona en tus castillos de arena y los derrumba. Es que el tiempo tiene sus propias directrices, y por más altos muros que levantes, siempre algo imprevisto llegará a tu vida.

Lo sé, suena desalentador, pero es la realidad. Y hoy quiero proponerte que aunque veas solo grises en el cielo, aunque se haya torcido el camino recto que te trazaste, aunque hayas perdido materias o te hayas dado cuenta que querés otra carrera para vos, simplemente respires hondo. Tomá aire y soltalo todo, cada preocupación, cada pensamiento que ansía algo que no es, cada pretensión de ser lo que aún no sos, soltalo absolutamente todo.

Hoy, con algunas cosas en contra, vas a felicitarte por los pasos que diste al frente, los pequeños o grandes monstruos que enfrentaste, las decisiones acertadas y de las que aprendiste algo. No es taparse los ojos y negar la realidad, no es tampoco simular felicidad para encajar en una de esas fotos perfectas para las redes sociales, es reconocerte y valorarte en el presente. Un mimo para recobrar fuerzas, un descanso de los pensamientos exigentes, una caricia de la persona más importante en tu vida: vos mismo.

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