Migrantes: expuestos y vulnerables a la pandemia del COVID-19

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The situation for refugee and migrant children on the Greek islands remains dire and dangerous.

Mi nombre es María José Cisneros Cáceres y tengo 26 años. Trabajo como investigadora junior de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE) y como médica en un hospital público de la capital del Ecuador, el cual se ha convertido en uno de los hospitales de referencia para casos de Coronavirus 19 en el país.

Como medica joven en el inicio de mi carrera profesional, la crisis del COVID-19 representa un gran reto.

Como juventud, somos los primeros en dar respuesta en varios niveles de esta emergencia, muchos de los jóvenes profesionales de la salud nos encontramos en las primeras líneas. 

Joven y lleno de miedo

Sí, somos jóvenes y no por ello nuestras vidas o salud es negociable. Como médica me siento comprometida con el bienestar de la población, todos los días escojo ir al hospital y dar lo mejor de mí a pesar que no se me dé lo mejor. Y lo escojo con los ojos abiertos y llena de orgullo, pero también llena de miedo.

Cómo puedo hacer saber a la sociedad que agradezco sus aplausos y gratitud, pero que no son lo que necesito.

Cómo puedo hacer saber a la sociedad que siempre tenemos la oportunidad de pelear juntos en contra de la inequidad social y que no necesitamos una pandemia global para recordarnos lo importante que es nuestra humanidad.

Cómo hago saber a la sociedad que a pesar de todo, hay gente que muere todos los días por no tener acceso a servicios básicos y nadie habla o se preocupa por ello.

¿Por qué una muerte es más representativa que otra?

Cómo hago saber a la sociedad que mientras la mayor parte de nosotros nos sentimos aburridos en casa y que no tenemos nada más que ver o hacer, hay personas que no tienen si quiera un techo sobre sus cabezas, quizás no tienen la comida suficiente, y probablemente tampoco tengan el acceso a agua segura y definitivamente no tienen el acceso a salud que merecen.

Creo que esta es una oportunidad para recuperar nuestra esencia como humanos, para ser parte de una sociedad universal, trabajar no solo por nuestro beneficio individual sino por el de todos, y entendamos que el bienestar de mi vecino es el mío también.

Nuestra más grande debilidad puede convertirse en nuestra más grande fortaleza.

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María José Cisneros Cáceres

Migración y COVID-19

A lo largo de mi carrera he tenido la oportunidad de trabajar en varios temas tanto de salud como sociales, investigar y realizar pasantías tanto en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el departamento de Preparación de Emergencias y desastres naturales, y en hospitales de España y Portugal. He llegado a la conclusión que nada nos habría preparado para nuestra realidad.

En algún punto esta pandemia se focalizó en viajeros de clases socioeconómicas altas, quienes podían costearse el viajar alrededor del mundo, quienes podían acudir a un hospital para recibir atención médica.

Recordemos que la expansión del coronavirus alrededor del mundo empieza con casos importados, aquellos que viajaron a China o a países en su mayoría europeos para posteriormente volver a sus países de origen. Esta pandemia empezó a crecer fuera de proporción basada en el mundo globalizado en el que vivimos en la actualidad.

Con el poco conocimiento que tenemos al respecto del comportamiento del virus, esta misma ruta de expansión pudo suscitarse en el otro tipo de migrantes, aquellos que tiene pocas condiciones económicas, poco a ningún acceso a salud, aquellos que viven en condiciones poco sanitarias en hacinamiento y en especial aquellos que no tiene acceso a la atención medica de calidad cuando se sienten enfermos.

Ser un migrante no es una tarea fácil. Dejas tu país, tu familia y todo aquello que conoces detrás. Ser migrante siempre ha implicado estar en riesgo a todos los niveles.

La curiosidad con el virus y las enfermedades es que ellos no reconocen cuanto dinero tienes o cuán importante crees ser.

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To prevent COVID19, Children wash their hands with soap at a UNICEF-supported learning centre in Bangladesh

Estar expuesto y ser vulnerable

Proteger a los migrantes en esta crisis de salud es una necesidad, no solo por tratarse de preservar derechos humanos básicos, sino porque también ayudará a frenar la expansión de esta pandemia.

Si no tomamos en cuenta a la población migrante y refugiada de nuestros países al momento de realizar estrategias de salud, estamos perdiendo la batalla antes de si quiera pelearla.

Con frecuencia los migrantes están en la parte baja de la pirámide económica, y algo que debemos entender es que la pobreza exacerba las enfermedades.

Ahora empezamos a entender el rol fundamental de las pequeñas intervenciones de salud pública y de ellas la más efectiva y económica, el lavado de manos; pero ¿qué pasa cuando no tienes acceso a agua y jabón?

He tenido la oportunidad de trabajar con poblaciones vulnerables, migrantes e incluso refugiados en su mayoría de bajos recursos económicos, he podido constatar que aun hay muchos lugares donde los servicios básicos son un lujo que no todos pueden pagar.

¿Cómo estamos trabajando para cerrar la brecha de vivir y vivir con dignidad?

¿Nos hemos parado en algún momento a pensar en qué situación viven nuestros migrantes y refugiados?

Muy pocas ciudades han reconocido la importancia de tomar en cuenta todos sus miembros, pero ¿lo hemos hecho nosotros? ¿Los hemos considerado?

El quedarnos en casa es una estrategia brillante y probablemente una de las pocas oportunidades que tenemos para aplanar la curva y el nivel de expansión de contagio del virus, pero ¿qué pasa cuando no tenemos una casa en la que quedarnos?

El quedarnos en casa es una estrategia brillante y probablemente una de las pocas oportunidades que tenemos para aplanar la curva y el nivel de expansión de contagio del virus, pero ¿qué pasa cuando no tenemos una casa en la que quedarnos?
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María José Cisneros Cáceres

La crisis sanitaria exacerba nuestras faltas

¿Qué tan cómodo te sientes en el mundo en el que vives? ¿Es un buen lugar para estar? ¿Crecer? ¿Aprender? ¿Tienes suficientes oportunidades para cumplir tus sueños? ¿Estás en el lugar donde quieres estar?

¿Qué tal si no lo estás? Que tal si te ves obligado por necesidad a desplazarte a un lugar ajeno a casa, donde no conoces a nadie, quizás no hablas ni su idioma, un lugar donde empiezas no de cero sino con desventaja.

Ser migrante es un riesgo que incrementa aún más ante una pandemia global. La mayoría de las ciudades y países no ofrecen garantías ni derechos humanos, mucho menos de acceso a la salud.

Nuestra sociedad es una sociedad compleja donde lamentablemente siempre estamos listos para discriminar y culpar a otros antes de saber la verdadera historia.

Hemos aprendido toda nuestra vida, generación tras generación, acerca de estigmas sociales, culturales, raciales y de nacionalidades que cuando llega el momento de ser nosotros quienes enseñemos, la mayoría escoge perpetuar.

Un fenómeno social interesante sucedió al inicio de esta crisis, las regiones clásicamente discriminadas como son América latina y África empezaron a discriminar a migrantes de países europeos. Algo que nunca había pasado.

Nosotros, quizás un poco más por nuestro origen, estamos mas o menos acostumbrados a ser discriminados o segregados, pero me pregunto como se sintieron los turistas europeos en su mayoría, durante estos momentos. ¿estuvo bien el ser discriminado sin ser conocido? ¿Cómo sintieron cuando la gente los evitaba, procuraba hablar con ellos lo menos posible o incluso se alejaban en cuanto los escuchaban hablar?

¿Qué tal estuvo ser juzgado siendo una clase privilegiada? Ahora imaginen ser juzgados siendo una clase desaventajada.

Las probabilidades que todos en algún punto de nuestra vida seamos migrantes son grandes, ¿no sería bueno saber que sin importar de dónde vienes o dónde estés tú podrás contar con acceso universal a salud?

Nuestra oportunidad más grande

Compartiré con ustedes una estrategia reveladora para combatir esta pandemia. Equidad.

Todos somos iguales y si no cuidamos a las partes más vulnerables de nuestro sistema social la pandemia nunca parará.

Las probabilidades que todos en algún punto de nuestra vida seamos migrantes son grandes, ¿no sería bueno saber que sin importar de dónde vienes o dónde estés tú podrás contar con acceso universal a salud?

Ser un migrante no debería ser una vulnerabilidad por sí sola, como tampoco deben serlo el ser mujer, ser joven o a quien quieras.

Tomemos este momento para empezar de cero, para vernos unos a lo otros como uno solo, que nuestro pensamiento diario se base en la empatía y no sea solo una palabra linda que usamos para adornar lo que decimos.

Tomemos la oportunidad de dar vuelta a nuestro sistema, de apreciar las cosas que nos hacen humanos y entender que el rol de cada uno de nosotros es merecedor de aplausos a las ocho de la noche si lo hacemos de corazón.

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