El valor de la comunidad en precarios

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Doña Ana, líder y habitante de Proyecto Cristal (Pavas, Costa Rica).

¿Te imaginas caminar dos horas diarias para llegar a tu colegio? El caminar largas distancias sin alumbrado eléctrico ni vías de acceso adecuadas es la realidad de muchos que habitan en asentamientos para asistir al centro educativo “más cercano”.

En Costa Rica, los asentamientos informales o precarios son lo que muchas familias consideran su hogar, un regalo de Dios, un lugar donde habitan y conviven con los miembros de su familia. 

Siempre me han motivado e interesado los proyectos de gestión social, por lo que hace 2 años formé parte del grupo de coordinadores de voluntarios organizado por la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), Techo Costa Rica y Urbarium, con el fin realizar un censo a migrantes nicaragüenses ubicados en cinco precarios del distrito de Pavas en San José, Costa Rica, para así, evaluar las principales necesidades de cada una de las familias y generar soluciones. 

Antes de esta experiencia, solía pensar que los problemas relacionados a comunidades y viviendas sostenibles eran relacionados a la infraestructura de la vivienda, o bien la falta de alumbrado eléctrico, agua potable o vías acceso, entre otros servicios básicos, sin embargo, van más allá de eso.

Mi mayor aprendizaje, es el valor de la comunidad, y como los problemas tangibles no son el principal obstáculo, sino, aquellos que van ligados al crecimiento personal y desarrollo de habilidades blandas dentro de precarios. 

Gracias a diversas organizaciones e iniciativas sociales en Costa Rica, han logrado que gran parte de la población radicada en precarios se involucren en actividades para su desarrollo y crecimiento personal. Propician herramientas educativas como libros, organizan actividades deportivas como torneos de fútbol e incluso clases de zumbas para la comunidad y espacios donde los habitantes puedan vender sus productos y generar ingresos para sus familias.  

A pesar de las carencias existentes en precarios, la unidad, empatía y solidaridad entre los habitantes son características fundamentales para su crecimiento. Con el apoyo de proyectos de mejora de vivienda y desarrollo personal dentro de los asentamientos mejores resultados se esperan, propiciando un bienestar común, no únicamente individual.

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